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mi propia perspectiva

< La bufanda (segundo intento) >

< La bufanda (segundo intento) > Segundo intento porque venía yo toda contenta por el pasillo pensando en que después de publicar este artículo, que había dejado a medias para acabarlo luego, escribiría otro sobre los motivos de mi satisfacción en esos instantes, que eran básicamente todas las cosas que me van bien en estos momentos. ¡Incluso pensaba poner lo que me diera la gana sin pensar en quién lo leería! Era uno de esos momentos en los que te sientes feliz con las pequeñas cosas. Pero he pasado de la alegría a la ira en una décima de segundo. ¿La causa? Cuando he llegado a la puerta del despacho lo primero que he visto ha sido el piloto del monitor parpadeando, en señal de que el ordenador estaba apagado pero la pantalla no. “Alguien” me lo ha apagado sin preguntar. Decía más o menos así:

No os imagináis la cantidad de viajes en balde que nos ha causado la dichosa prenda a mi madre y a mí. Yo no me considero una persona con gustos excesivamente exigentes. Es cierto que me gustan las cosas originales, pero si no hay posibilidad de originalidad, con lo corriente también me conformo. Digo esto porque después de leer este artículo puede que os llevéis una impresión equivocada de mí. Todo empezó cuando hace unos días dije que quería comprarme una porque no tenía. Mi madre siempre dice que no se atreve a comprarme nada por su cuenta porque nunca sabe como acertar. Pero luego siempre acaba haciéndolo. Yo no se lo reprocho, al contrario, pero es que luego entramos en conflictos como el que sigue.

Primer viaje: El sábado me trajo una bufanda que me compró en el Galerías de al lado de casa. Peeero a mí me pareció que era demasiado fina. Supongo que sería porque tenía en mente las de Bea y Lore que son de lana gordota y muy suave, y ésta era de hilo más bien normal. Me dijo que había otra de lana gorda, y me la describió. Creí que ésa me gustaría más, así que antes de comer fuimos a cambiarla.

Segundo viaje: Llegamos allí y, mierda, tampoco me gustó. Vale, era de lana “un poco” gorda, pero nada comparado con la q yo me imaginaba. Una dependienta que había por allí me dijo que si me corría prisa, porque tenía que sacar un montón de cosas nuevas que habían recibido y por la tarde estaría todo puesto. Y como está al lado de casa decidimos esperar.

Tercer viaje: Por la tarde volvimos a ir las dos. Qué chasco. Había puesto muchas cosas nuevas, pero la mayoría eran pañuelos, foulards y ponchos. Bufandas más bien pocas, y todas muy feas. Os aseguro que no era problema de mi gusto sino del proveedor de Galerías. Así que al final decidimos devolver la que compró mi madre en un principio y fin, porque sabía que si no estaba convencida del todo no me la pondría, y a ella le sabe muy malo que me compre cosas que luego no utilizo. Pero como es así, no se da por vencida. Yo creo que, como se suele decir, “de tan buena es tonta”. Yo después de tres viajes habría pasado ya de la bufanda. Pero ella no.

Cuarto viaje: El lunes por la tarde me llama, diciéndome que hay bufandas en los tenderetes de al lado de El Corte Inglés. Me las describe, y me dice cuál cree que me va a pegar más con la ropa. Así que me fío y le digo que coja esa. Aún así me advierte de que se puede cambiar y que ella el viernes tiene que volver a pasar por allí. Y ¿os imagináis que viene a continuación? Seguro que sí: la bufanda, ¡que no me gusta! Me sentí fatal, pero es algo que no puedo controlar. Nadie decide qué le gusta y qué no. “Si no te gusta vas tú a cambiarla” (rección bastante comprensible...). Por una parte me sabía mal cambiarla, pero mejor eso que no ponérmela.

Quinto viaje: Martes. Voy al puesto de las bufandas. Sorpresa: no está. Sólo hay un puesto, y le pregunto al hombre. ”Hoy no viene, vendrá mañana”.

Sexto viaje: Miércoles. Vuelvo al puesto de bufandas. ¡¡¡Tampoco está!!! El mismo hombre de ayer. “Es que no tiene días fijos. Mañana si hace buen día vendrá. Yo creo que tienes muchas posibilidades”. ¡Me cago en todo! Me planteé quedarme con la que tenía. De eso nada, por mis narices que cambio la bufanda. Ay, no lo sé, ya veremos qué día hace mañana. Jueves (hoy), un poco de viento, pero puede considerarse un buen día.

Séptimo viaje: Vuelvo OTRA VEZ al puesto. ¡Por fin! A la tercera va la vencida. ¡Hoy he conseguido una bufanda a mi gusto! Nadie sabe el alivio que he sentido...

6 comentarios

Light Artisan -

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...hay que ver... Si eso pasó por una bufanda... ¿¿¿Cómo conseguís una beca en tu planeta??? :-P
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covi -

Me encanta la bufandaaaa,q bonita yo tb tengo el capricho de comparme una de lana gorda y de colores,xo no encuentro ninguna q me guste,asi q me la terminare comprando en verano....en fin...q si ves una pa mi q me la mandes x correo!!
BESUKOS WAPA!!!

* SaRa * -

Ger, que conste que si hubiese habido una morada la habria comprado, pero es lo mas parecido que encontre. ademas me combina bastante bien con la ropa.

Marta, sí, ésta es la definitiva.

Y Nadj, no, realmente es la primera que tengo en muuuchos años (desde que mi madre dejo de prepararme lo que tenia que ponerme por las mañanas...), pero este año he pasado bastante frio. Claro, que tambien es casualidad que hace una semana hacia un frio de la hostia y en tres dias se ha arreglado el tiempo de una manera increible... Asi que aun no la he estrenado! :(

Nadj -

Tanto usas la bufanda?? yo solo en dias de frio extremo

Marta -

Y yo pensaba que era complicada. :P Al menos tú sabes bien lo que quieres, y te esfuerzas en buscarlo. La nueva bufanda es la de la foto?

Ger -

... fashion victims!!!

Lo que no me creo es que sea morada ( lila, violeta, ...) y blanca ... que raro !!